Trabajar los datos: ese gran desafío pendiente

Son fuente de conocimiento real y confiable del negocio, pero aún falta poner foco en estrategias orientadas a objetivos e indicadores

La cantidad de datos que creamos, capturamos, copiamos y consumimos aumentó casi un 5000% durante la última década. Según la International Data Corporation (IDC) los datos que generamos en los próximos tres años superarán con creces los de los últimos 30 años.

Cuándo Francis Bacon proclamó su famosa frase “el conocimiento es poder” quizás no imaginaba cuán real podría ser ese concepto en esta era dominada por los datos.  En el Siglo XXI, tener conocimiento es tener acceso a datos, lo que hace de estos últimos un protagonista indiscutido. 

En medio de una transformación digital vertiginosa, acceder a datos precisos y de alta calidad hoy es crítico para cualquier organización. Se estima que la digitalización podría incrementar el PIB de España entre 1,5 y 2,5 puntos cada año hasta 2025 y mejorar la productividad de las pymes entre un 15 y un 25%. 

Ahora, si bien los datos “son el nuevo petróleo”, la realidad es que pocas organizaciones entienden cómo trabajarlos adecuadamente ni cómo estructurar su toma de decisiones en torno a ellos. Más bien, existe una tendencia hacia recopilar, almacenar y analizar fanáticamente la mayor cantidad de datos posible sin otra lógica.  Como dice el autor, economista y experto en estadística argentino Walter Sosa Escudero: “la big data es un diluvio de datos anárquico”, por lo que el desafío radica en administrar y extraer valor real de esos datos. En lo que quiero hacer énfasis es en que la gestión eficiente de los datos es conocimiento real del negocio y puede alimentar la transformación y la rentabilidad,  pero sin un trabajo consciente sobre ellos, su poder se debilita. 

Aquí entra a tallar el rol central de los indicadores clave o KPIs, es decir aquellas herramientas que brindan un estado de situación de un proceso, proyecto o área en particular. Lo que los indicadores muestran es el rumbo de aquello que está evaluando y la proyección del mismo. Desde ya que aquí los objetivos del negocio y la visión estratégica son el marco que da sentido a este análisis.  Tanto uno como el otro deben ser la fuente de las preguntas necesarias para encontrar aquellos indicadores que van a ajustarse a las necesidades puntuales del negocio o proyecto en cuestión. 

Es necesario saber distinguir el trigo de la paja, es preciso entender qué es un verdadero KPI. Un error muy usual que se suele cometer es creer que todos los indicadores son realmente “key”. Muchas veces se asume que se está midiendo el negocio con indicadores clave y en realidad se trata de indicadores secundarios que no  están brindando toda la información que se necesita. 

Teniendo en cuenta el poder real al que accedemos cuando gestionamos adecuadamente los datos, es necesario redoblar los esfuerzos en términos de cómo entendemos su gestión y evaluación. En este sentido, un trabajo consciente en torno a los datos requiere orientar el proceso a los indicadores y a cómo trabajar con ellos.  Un análisis pormenorizado de cuáles son más funcionales al objetivo y la visión es un capítulo central en una estrategia que busque profundizar en la competitividad y en la generación de nuevos negocios.

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